Mi
publicación de hoy va dedicada a una gran bailarina mexicana, Zaira,
una bailarina sorda. Hace unas semanas fue la primera vez que escuché
hablar de ella y me resultó muy interesante su historia, por ello
hoy la he querido nombrar.
Con
tan solo cuatro años Zaira, que veía en los teatros y los palenques
a su madre y a su tía, Beatriz y Carolina Hadas Dosal, integrantes
del Ballet Folklórico de México de Amalia Hernández, imitaba ante
el espejo los movimientos coreográficos y gesticulaba como si
estuviera cantando pero sin emitir ningún sonido. Tal fue la
persistencia de la niña sorda que a los ocho años, su mamá le
pidió a la maestra Roseira Marenco, bailarina mexicana, integrante
de la Compañía de Danza de Bellas Artes,que
le enseñara a su hija baile regional.
En
un principio, la coreografa descartó la posibilidad de que la niña
pudiera acoplarse a la música y sólo para salir del paso, como un
mero pasatiempo, le enseñó a contonearse al ritmo de la Bamba y del
Jarabe Tapatío. Sin embargo, un par de semanas después, la maestra
advirtió que Zaira tenía una
enorme soltura para el baile regional, y se las ingenió para acoplar
sus pasos a la música indicándole a señas cuando podía dar inicio
y cuando debía terminar el bailable.
Mediante
reiterados ensayos, la bailarina sorda memoriza los movimientos, lo
mismo de una danza árabe o hindú, que de un zapateado flamenco o de
una cadenciosa jarana yucateca. Su mamá, a prudente distancia la
dirige a señas, le indica los cambios de la música, y Zaira sabe
cuando debe caer de rodillas o cuando debe hacer un giro a la derecha
o desplazarse un poco a la izquierda. Cuando baila, ella percibe en
sus pies la vibración acompasada de ciertas percusiones y bajos muy
graves que retumban sobre la duela del escenario.
Apenas
concluyó el primer año de preparatoria, Zaira Hadas desertó del
bachillerato para entregarse de tiempo completo a sus tres pasiones:
el baile, la fotografía artística y la actuación.
En
la actualidad, Zaira se gana la vida principalmente como fotógrafa
de eventos sociales y en un estudio fotográfico que atiende con su
mamá ubicado dentro de la caballeriza de una ex hacienda, en Villa
coapa, al sur de la ciudad de México.
Esta
artista ha recibido numerosos reconocimientos a lo largo de su
trayectoria profesional en diferentes lugares del mundo.
Zaira
es un claro ejemplo de una persona luchadora , que ha demostrado a lo
largo de su vida que, con ganas,fuerza y valentía,se puede conseguir
todo aquello que nos planteemos.Muchas veces pensamos que no somos
capaces de lograr nuestros objetivos y nisiquiera nos esforzamos por
intentarlo.Me gustaría que mi publicación de hoy les ayudase a
todos/as a cargarnos de positivismo para conseguir hacer realidad
nuestros sueños.